Construir alternativas para un mundo en crisis

Dos elementos caracterizan las múltiples crisis mundiales que hemos vivido en las últimas décadas, como la catástrofe medioambiental, la crisis migratoria y los conflictos bélicos. En primer lugar, todas ellas expresan la crisis estructural del sistema capitalista. Estructural, porque el capitalismo es incapaz de resolver estas crisis sin negar su propia naturaleza. No es posible abordar el cambio climático sin pensar en otro modelo de producción y consumo, por ejemplo. La segunda característica común es la suspensión de los debates sobre el futuro, las proyecciones o alternativas que no estén dentro del marco del propio capitalismo, en un ciclo permanente de propuestas inocuas. Confrontar estos dos elementos es precisamente el objetivo del encuentro Dilemas de la Humanidad: Perspectivas para la transformación social, que tendrá lugar entre el 7 y el 10 de abril en el Sesc Pompéia de São Paulo.
El encuentro reunirá a pensadores críticos de todo el mundo, especialmente del Sur Global, para reflexionar sobre las crisis y transformaciones que han sufrido la economía y la sociedad mundiales en las últimas décadas. La iniciativa parte de la III Conferencia Dilemas de la Humanidad, organizada por la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP) en Johannesburgo (Sudáfrica) en 2023. Las dos primeras ediciones tuvieron lugar en Brasil en 2004 y 2015. Estas históricas conferencias han servido como plataformas para articular movimientos sociales, intelectuales y líderes políticos en torno a un proyecto común: construir alternativas al modelo hegemónico que perpetúa las desigualdades e injusticias globales.
La cuestión de la catástrofe climática merece especial atención, tanto por la ineficacia de propuestas como los créditos de carbono, como por la incapacidad de la gobernanza mundial para cumplir sus propios acuerdos multilaterales. Al mismo tiempo que falta una acción eficaz, aumenta la explotación de los bienes comunes de la naturaleza, -como los recursos minerales, energéticos y agrícolas- que enriquecen a una minoría de grandes empresas y países ricos, mientras empobrecen a la mayoría de los países del Sur Global. Son también estas comunidades, las más despojadas de sus recursos, las que más están sufriendo los efectos del cambio climático. El mismo modelo de extracción a gran escala y falta de soberanía se repite en relación con los datos y los recursos digitales, especialmente ante la carrera por la llamada inteligencia artificial y el poder de las Big Tech. La concentración del poder tecnológico en manos de unas pocas corporaciones globales pone en peligro la autonomía de los Estados y la privacidad de los ciudadanos, además de profundizar la dependencia económica de los países periféricos.
Otra consecuencia de la división internacional del trabajo, que concentra el conocimiento y la tecnología en el Norte Global y la explotación primaria en el Sur, es la desindustrialización y la incapacidad de los países más pobres para construir una vía soberana y autónoma hacia el desarrollo. Los mecanismos financieros -como las sanciones comerciales, el dólar y el sistema SWIFT- también se utilizan como herramientas para controlar y mantener la dependencia de estos países. Esta dinámica perpetúa un círculo vicioso de subdesarrollo, en el que se impide a naciones enteras alcanzar su pleno potencial económico y social, mientras las élites mundiales se benefician de la explotación de sus recursos naturales y humanos.
Paralelamente a estas crisis, las transformaciones geopolíticas han dado lugar a un mayor protagonismo de los países del Sur Global, como el surgimiento de los BRICS y la construcción de alternativas regionales, ya sean comerciales o político-militares, como se observa en los países del Sahel africano. Esta condición abre una ventana de oportunidad no sólo para diagnosticar y reflexionar sobre estas crisis, sino para construir alternativas que conformen una agenda política que transforme efectivamente las condiciones de vida de las poblaciones más pobres y afectadas. El surgimiento de nuevos actores globales y la formación de alianzas estratégicas entre países del Sur representan un contrapunto al unilateralismo de las potencias tradicionales, apuntando a la posibilidad de un mundo multipolar y más equilibrado.
Al reunir a economistas y dirigentes de organizaciones de base, el encuentro Dilemas de la Humanidad pretende desbloquear el debate sobre el futuro, entendiendo que las soluciones del pasado ya no bastan para hacer frente a las contradicciones contemporáneas. Es necesario un nuevo modelo de producción que desarrolle las fuerzas productivas y combata el subdesarrollo, la desigualdad y el cambio climático.
El encuentro es, por tanto, un espacio urgente y necesario para repensar los caminos de la humanidad ante retos que trascienden las fronteras nacionales y exigen respuestas colectivas. La complejidad de las crisis actuales exige no sólo diagnósticos certeros, sino también la construcción de alternativas viables e inclusivas que pongan las necesidades de las mayorías en el centro de las decisiones políticas y económicas. La participación de pensadores y activistas del Sur Global es fundamental en este proceso, ya que son estas regiones las que cargan con el peso histórico de las desigualdades y, al mismo tiempo, emergen como protagonistas en la búsqueda de un futuro más justo y sostenible.
Por último, el evento no se limita a un ejercicio teórico, sino que pretende ser un catalizador de acciones concretas. La articulación entre movimientos sociales, intelectuales y líderes políticos puede allanar el camino para una profunda transformación social que supere las limitaciones del capitalismo y construya un nuevo paradigma de desarrollo. Dilemas de la Humanidad es, pues, una llamada a la acción y a la esperanza, una invitación a que la humanidad enfrentesus problemas con valentía y creatividad, en busca de un mundo donde la justicia social y la sostenibilidad sean pilares fundamentales.
*Miguel Enrique Stédile es doctor en Historia por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS) y coordinador del l Instituto Tricontinental de Investigación Social.